martes, 18 de marzo de 2014

Arrabal gana el Premio de las Letras Andaluzas



Fernando Arrabal ha sido galardonado con el Premio de las Letras Andaluzas en su quinta edición. Debemos mencionar que en ediciones anteriores, han sido galardonados con este premio escritores andaluces como Antonio Gala, Manuel Alcántara, Rafael Guillén y Antonio Hernández.
Fernando Arrabal Terán, nacido en Melilla el 1 de agosto de 1932, es pintor, escritor y cineasta. Es hijo del pintor Fernando Arrabal Ruiz. Actualmente vive en Francia.
Desde pequeño, Fernando Arrabal ha ganado premios, como el que ganó en 1941 en un concurso de “niños superdotados”, en el colegio de las Teresianas. Más tarde, estudió en el Colegio de los Escolapios de San Antón y en los Escolapios de Getafe. En 1949 fue enviado a Tolosa por no querer iniciar los cursos preparatorios para el ingreso en la Academia General Militar. En Tolosa estudió en la Escuela Teórico Práctica de la Industria y el Comercio del Papas. En 1950, Arrabal escribe algunas obras teatrales. En 1951 empezó a trabajar en Papelera Española, se destinó a Valencia donde terminó el bachillerato y luego a Madrid, donde empezó a estudiar Derecho. Durante estos años escribió nuevas versiones de Pic-Nic y El triciclo. Viajó a París, y más tarde, en Madrid, conoció a su mujer Luce Moreau. En 1955 se fue a estudiar a París y fue en el Colegio de España de la Cité Universitaire donde recayó gravemente enfermo de tuberculosis.
En 1962 fundó el “Grupo Pánico” junto con Alejandro Jodorowsky y Roland Topor. Fue juzgado bajo el régimen franquista y encarcelado en 1967. Desde mediados de los años setenta, alcanzó un verdadero reconocimiento en su país natal.
Desde 2002, Arrabal ha colaborado con Charansonnet en varios proyectos artísticos como la Carta de amor. En 2010 Arrabal protagonizó el largometraje Regression. Ha dirigido siete largometrajes, ha publicado trece novelas, algunos libros de poesía, varios textos para teatro y ensayos. Sus novelas han sido traducidas a varios idiomas. Entre sus obras podemos destacar: Pic-nic (1962), obra teatral que denuncia el absurdo de la guerra a través de personajes que disparatan de la guerra hasta que un proyectil los elimina; Ceremonia por un negro asesinado (1956), personajes como Vicente y Jerónimo, entusiasmados por sus cualidades como actores dramáticos, declaran su amor hacia Lucasa y la entregan al negro Francisco de Asís, al que matan por corromperla; Baal Babilonia (1959), una obra autobiográfica escrita desde la perspectiva de un niño. Los fragmentos de este libro evocan el tiempo perdido por el narrador enfermo de tuberculosis que recuerda su infancia; Los dos verdugos (1960), que trata sobre un hombre que es asesinado por el cinismo de su esposa y la convivencia de su hijo; Una tortuga llamada Dostoievski (1968), donde el protagonista, Malik, es devorado por una tortuga gigante y consigue que una amiga lo acompañe dentro de la tortuga, asumiendo estar dentro de ella hasta su eternidad; al fallecer Franco, escribe, Oye, Patria, mi aflicción (La torre de Babel) (1976), una obra cómica donde un marqués vende su castillo y tres aventureros lo defienden y subastan sus bienes, pero este edificio se derrumba y sus habitantes construirán una torre de Babel, mientras que la marquesa escapa; La travesía del Imperio (1985), obra que cuenta la historia de cuatro supervivientes de una guerra espacial; Una virgen roja (1987), en la que cuenta la vida de una muchacha cuyo propósito es tener una hija, pero aborrece el contacto carnal y todos los placeres; El mono (1994), obra que narra cómo el hijo de una ministra cuenta su bajada desde la cárcel al infierno del crimen, la prostitución y la droga; Carta de amor (Como un suplicio chino) (1999), obra que relata las relaciones que tiene con su madre, donde recuerda la felicidad pasada al lado de su madre y comprende la desaparición de su padre; Champagne pour tous (2002), novela dialogada en la que Arrabal forma parte del diálogo y trata temas como la modernidad, la ciencia…; Como un paraíso de locos (2008), obra que trata sobre la vida de un superdotado.
Fernando Arrabal ha recibido numerosos premios: Gran Premio de Teatro de la Academia Francesa, el Nabokov de novela, el Espasa de ensayo, el Mariano de Cavia de periodismo; el World’s Theater y el Primer Premio Internacional Teatro del Milenario, entre otros. En 2007 fue nombrado Doctor Honoris Causa de la Universidad Aristóteles de Grecia. Arrabal sigue barajándose como candidato al Premio Cervantes y al Nobel.
 
(Lorena Yuste y Mónica Madueño)

lunes, 17 de marzo de 2014

Entrevista a Antonio Praena


P.- Ha conseguido usted el Premio Tiflos con Yo he querido ser grúa muchas veces, ¿cree que es su mejor libro hasta el momento?
R.- Es un libro con el que he tenido sentimientos encontrados. En algunos momentos me gustaba y en otros no tanto. Tras enviarlo al premio Tiflos pensé que me había precipitado. Si he de ser sincero con vosotros, he de decir que le tengo un cariño especial al libro anterior, a “Actos de amor”. Quizá en “Yo he querido ser grúa…” hay una soltura y una originalidad que lo hacen especial, pero mi corazoncito está con “Actos de amor”.

P.- Sabemos que se trata de un poemario arriesgado y distinto, ¿qué encontrará el lector en él?
R.- Creo que lo que lo hace distinto radica en que es difícil de encuadrar en alguna corriente poética contemporánea. En ese sentido es valiente desde el mismo título. Sabemos que de lo sublime a lo ridículo hay sólo un paso, y creo que algunas expresiones, imágenes y referencias del libro se atreven a correr ese riesgo. Pero es que si no arriesgamos, si jugamos a apostar por lo seguro, crecemos personal y poéticamente muy poco y no aportamos gran cosa a la literatura y a la vida.
Creo, pues, que en este libro el lector encontrará, sobre todo, mucha libertad: en los temas, en la agilidad y soltura de los poemas, del ritmo. Una mezcla de descaro y de emoción. Creo que estas características eran muy necesarias y coherentes con su tema: la libertad, la necesidad de volar, de ir más lejos, de liberarse de lastres, de cantar las alegrías y las penas de la vida sin miedo ni censura. De ser profundos y, a la vez, ligeros y sencillos.

P.- Las imágenes tienen una gran importancia en este libro, ¿podría explicarnos la simbología sobre la que lo crea?
R.- Son imágenes en relación con el viento, los pájaros especialmente, pero también los aviones, los ángeles, las grúas. Estos elementos aéreos le dan coherencia al conjunto, pero a la vez diversidad, pues aparecen referencias al mundo del arte (cuadros, videoclips, cine), al deporte (¡el fútbol como arte!), a Internet, al mundo bíblico. Concretamente esta última referencia permite comprender más profundamente algunos elementos del libro, pues en el mundo judeo-cristiano el viento es símbolo del Espíritu, que sopla donde y cuando quiere, que engendra libertad.

P.- Ha publicado usted  cuatro poemarios y ha recibido importantes premios por ello, ¿podría hablarnos de sus inicios como escritor?
R.- Escribí mis primeros poemas siendo niño. Cuando murió mi abuelo, encontraron en su cartera un poema escrito por mí supongo que a la edad de unos diez u once años. Pero en la adolescencia y la juventud desapareció prácticamente la costumbre de escribir. Fue ya terminando mis estudios en Salamanca donde, casi por casualidad, comencé a acudir a una tertulia literaria. Allí se leían y comentaban poemas. En ella conocí personas que me alentaron y, sin darme cuenta, tenía ya un primer librito. Tuvo un accésit en el Premio Víctor Jara y después la poesía no ha cesado de brotar.
Ahora que lo pienso, en los poemas primeros de infancia cantaba la alegría de vivir, el amor familiar. En mi segundo inicio, fue el dolor de la guerra de los Balcanes –a través de fotos de la prensa- lo que configuró mi primer libro. Creo que por eso en algunos poemas míos conviven el horror y una inocencia a veces casi naif. Puede ser incluso en dos versos seguidos.
Respecto a los premios, sólo diría que son algo muy pero que muy azaroso. En mi caso han servido para animarme y darme confianza, pues siempre dudo mucho. Y, por supuesto, permiten publicar, que es lo mejor de todo. De lo contrario no sé si siquiera hubiera publicado algún libro.

P.- ¿Es la suya una poesía que mira hacia el interior de usted mismo? ¿Cree que por esto puede ser una poesía cercana al lector?
R.- La verdad es que hay bastantes poemas que nacen de muy profundo. Fui un niño y un adolescente muy consciente de mi interior. Demasiado, quizá, pues hasta podía llegar a veces a grandes dosis de angustia, de emoción, de sensibilidad… Quizá por eso tengo apego por “Actos de amor”. Y por eso creo que es un libro que llega al lector: entra a saco en las profundidades humanas, que son tan comunes a todos nosotros, pero que necesitamos ver reflejadas en la voz de alguien. En “Yo he querido ser grúa muchas veces” está presente la profundidad, la búsqueda de sentido para la vida, el amor y la muerte, aunque de una forma más ágil, más suelta y relajada, menos dramática.

P.- ¿Qué características cree que debe tener un buen poema?
R.- Emoción y sentimiento sin caer en sentimentalismo. Ritmo: soy un maniático del ritmo y la musicalidad. Una estructura bien cortada, pero no convencional; por poner un ejemplo: como una pieza de costura con un patrón muy bien medido y cortado, pero que no de una sensación de encorsetada. Busco intensidad. La vida es demasiado corta como para no entrar a fondo en todas las experiencias sin rehuir nada.

P.- ¿Podría comentarnos cuáles son sus poetas de referencia?
R.- Uf, ¡esa sí que es una pregunta comprometida y difícil! Supongo que se trata de poetas contemporáneos, ¿no? Vale. ¡A mojarse!: Juan Antonio González Iglesias me influyó durante una etapa muy importante; Luis Alberto de Cuenca, Antonio Colinas, Luis Antonio de Villena, Miguel D´Ors, Raquel Lanseros, Carlos Marzal, Antonio Moreno, Juan pablo Zapater, Pablo García Baena, Katy Parra, Inma Pelegrín… Seguro que he olvidado alguno fundamental para mí.

P.- ¿Qué significa para usted la poesía? ¿Qué cree que aporta sobre otros géneros literarios?
R.- Para mí significa intensidad de la palabra, que intensifica la vida, ilumina las emociones y pone emoción en las razones con el instrumento más sencillo pero más grandioso y humano: la palabra. Creo que esa es su aportación respecto de otros géneros. La novela o el teatro pueden hablar de las mismas cosas, pero el grado de concentración, de intensidad, de agudeza, de vértigo de la poesía es su distintivo. Y, además, hay en la poesía una forma de enfrentar al ser humano al misterio de la vida, del amor y de la muerte que me parece muy importante. Temblar ante el misterio, eso le pido a un poema, aunque se trate de un mero poema anecdótico.

P.- ¿Cómo es su proceso a la hora de escribir un poema? ¿Y un poemario?
R.- Trabajo rescribiendo una y otra vez. Normalmente estoy atento a la realidad: objetos, imágenes, situaciones, personas que me despiertan un verso. Casi todo siempre comienza con uno o varios versos que surgen ya con música, que brotan con un ritmo. Después ese pequeño fragmento tira del resto del poema. Muchas veces sólo en la mente y otras por escrito. Luego, ya en el papel, rescribo y rescribo hasta percibir en el poema una sensación de tersura, que todo quede bien engranado, con sensación de continuidad en el ritmo y en el tema. A veces las cosas vienen rodadas y otras hay que volver una y otra vez sobre el texto. Y a veces hay que sacrificar muchos versos.
Después trato de poner distancia para, al cabo del tiempo, volver a lo escrito y someterme a una prueba: que me suscite un sentimiento que me diga “hay poema”.
Por lo que respecta a la manera de escribir un poemario, trato siempre de que haya coherencia. No me gustan demasiado los libros que son sólo una recolección de poemas. Me gusta que haya una línea, una unidad entre todos los poemas. Para ello ordeno los poemas casi formando una historia. Es una manía personal: que el libro se pueda leer del principio al final y ocurra algo en el desarrollo del mismo, en el transcurso del libro.

P.- ¿Qué consejo le daría a los jóvenes que comienzan a escribir?
R.- No soy de dar muchos consejos, puede parecer pretencioso. Pero les diría que se formen muy bien, sobre todo leyendo. Leer sin cerrarse a ninguna corriente ni ningún autor, por muy diferente que parezca de entrada a nuestros gustos. Y luego ser muy humildes, estar siempre aprendiendo. No pensar que la poesía es cosa de arrojar sentimientos contra un papel; la poesía es un arte difícil, requiere mucho entrenamiento, como en un deporte: hacer nuestra la técnica, adquirir nuestra mejor forma física (poética en este caso) entrenando mucho. A partir de ahí es cuando puedes jugar bien: con la técnica y la fortaleza necesarias. Recomiendo ser muy críticos con nosotros mismos y, claro, vivir con una fuerte intensidad igual de fuertemente consciente y responsable, pues es el camino que permitirá convertir las experiencias en poemas reales.

Muchas gracias por vuestra atención, por vuestro cariño. Espero haber servido de ayuda y estoy a vuestra disposición para lo que necesitéis.

(Inmaculada Márquez Torres y María Jesús Parra Ortega)

miércoles, 12 de marzo de 2014

Fallece Félix Grande


 
Félix Grande Lara, poeta, narrador, ensayista y flamencólogo ha fallecido recientemente, el pasado día 30 de enero a la edad de 76 años, en Madrid, debido a un cáncer de páncreas, justo cuando se cumplen 50 años de la publicación de su primer poemario, Las piedras, cuyo tema es el tiempo, que refleja la angustia existencial del poeta y su horror ante la idea de la muerte. Con esta obra ganó el Premio Adonáis de Poesía en 1963 y un año después llegó a las librerías.
Félix Grande nació el 4 de febrero de 1937 en Mérida (Badajoz) y es hijo de dos republicanos. Es considerado como uno de los más importantes líricos españoles de la promoción de los llamados “niños de la guerra”, también conocida como “generación del 50”, al tiempo que se ha convertido en un poeta de referencia entre los años sesenta y setenta.
Desde los dos años hasta los veinte vivió en Tomelloso (Ciudad Real), durante su juventud realizó diversos oficios hasta que en 1961 entró a formar parte de la revista cultural Cuadernos Hispanoamericanos, en la cual trabajó durante treinta y cinco años, los últimos trece como director. Asimismo, dirigió la revista de arte Galería (1989) y la colección El Puente Literario de la editorial Edhasa (1969-1971).
Las obras del autor han sido traducidas a doce idiomas, además ha sido uno de los más importantes investigadores del flamenco, al que dedicó mucha de su actividad en los últimos años como conferenciante. Con el paso del tiempo el gran tema de su obra pasó de ser lo social dirigiéndose hacia la sensualidad, siendo así este autor difícil de clasificar por su obra.
Grande también ha cultivado la narrativa, la novela y el relato, siendo premiada su novela Las calles, en esta refleja el punto de vista de una sociedad inadaptada, humillada y mísera, desde un punto autobiográfico. Con esta obra ganó el Premio Eugenio d'Ors.
Por el camino, también realizó un puñado de ensayos (muchos de ellos sobre flamenco) como la monumental Memoria del flamenco, lo que le valió el Premio Nacional de Flamenco en 1980, también otros ensayos como Occidente, ficciones, yo o Apuntes sobre poesía española de posguerra y, sobre todo, un par de libros de poesía muy destacados entre el resto: Blanco spirituals en 1967 y Las rubáiyatas de Horacio Martín en 1978, esta ultima constituye una exploración del sentido de la experiencia erótica desde un punto de vista
existencial y con ella  ganó el Premio Nacional de Poesía ese mismo año.
Tras ese libro, tuvo una etapa literaria mas pausada en la que solo hacia algunas publicaciones ocasionales de poemas en revistas.
Félix Grande recibió gran cantidad de premios, algunos como el Premio Alcaraván en 1962, más tarde Premio Guipúzcoa en 1965 por Música amenazada, el Premio Casa de las Américas en 1967, el Nacional de las Letras en 2004 y el Premio Manuel Alcántara en 1996.
Sus últimos años han sido especialmente fructíferos; en 2010 escribió su último poema-libro, La cabellera de la Shoah, que lo implementó en la última edición su obra Biografía, motivado por la impresión que le causó la visita a un campo de concentración de Auschwitz, en Polonia. Consta de mil versos y con este se cierra su poesía reunida. En 2011 cerró la última edición de Biografía, su poesía completa y con la que intenta dar expresión a lo inexpresable.
Finalmente en 2012 publicó su última obra, el poemario Libro de familia, uno de sus libros más libres y en el que refleja los pilares de su vida.
 
(Rocío Santos y Jorge Peinado)

martes, 11 de marzo de 2014

Fallece Ana María Moix


 
 
Ana María Moix, poeta, narradora, editora y periodista, falleció a los 66 años la noche del pasado 28 de febrero en Barcelona, su ciudad natal, después de luchar varios años contra el cáncer. Es hermana del también escritor Terenci Moix.
Nacida en Barcelona en 1947 estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona, a pesar de la oposición de su padre, ya que quería que estudiase Farmacia. Formó parte del grupo de escritores de la poesía española contemporánea que se relaciona con Carlos Barral, editor y poeta. Hizo de la literatura un viaje en busca de sí misma, con un trayecto en el que peleó contra sus relaciones familiares. Además escribió, en los años 70, en TeleXpres, las más agudas conversaciones literarias que se recuerdan en el periodismo español y su literatura poética e íntima siempre tuvo que ver con los estados de ánimo de su generación.
Es autora de una extensa obra que abarca la novela, la poesía, la literatura infantil y el ensayo, además de traductora y editora. Ganó notoriedad al ser incluida en 1968 por José Maria Castellet en Nueve novísimos poetas españoles. Su irrupción en la literatura fue vertiginosa, entre 1969 y 1973, publica tres poemarios (Baladas del dulce Jim, Call me stone y No time for flowers) que mas tarde serían reunidos en A imagen y semejanza, dos novelas ( Julia y Walter,¿por qué te fuiste?) , un libro de relatos (Ese chico pelirrojo a quien veo día), una incursión en la literatura infantil (La maravillosa colina de las edades primitivas), reúne sus artículos en Veinticuatro por veinticuatro y sale su primera traducción, La Semana Santa, de Louis Aragón, además de ganar su primer premio que sería el Premio Vizcaya de Poesía en 1970 por el poemario No time for flowers.
Durante diez años no realizó ninguna publicación hasta que reapareció con su segundo libro de cuentos, Las virtudes peligrosas, con el que ganó el Premio Ciudad de Barcelona 1985. Después de esto, ha publicado otra novela, Vals negro, que también fue galardonada con el premio anteriormente mencionado, y dos recopilaciones de relatos.
Formó parte del equipo que publicaba la revista Vindicación Feminista. Dirigió las colecciones de poesía y relatos de las editoriales Plaza & Janés y Bruguera. En 1997 fue una de las firmantes del manifiesto de Foro Babel.
También podemos destacar el ensayo María Girona: una pintura en libertad, (1977), los cuentos infantiles Miguelón (1984), La Niebla (1987) y sus últimas obras en prosa que serian  El querido rincón y De mi vida real nada sé (2002).

 (Ana Garrido y Leticia Rodríguez)

lunes, 10 de marzo de 2014

Muere Antonio Almeda


El pasado 24 de enero fallecía, en Torrija, Guadalajara, a los 84 años el poeta cordobés Antonio Almeda,  dejando una obra poética honda y telúrica.
Antonio Pérez Almeda nació en Puente Genil en el año 1929. Se fue a Cabra a estudiar el bachillerato y luego cursó la carrera de periodismo en Madrid. Ha sido colaborador en revistas y prensa españolas de poesía y ha leído su obra en centros culturales de toda España. Ha ganado diversos premios, tanto andaluces, como el Alcavarán en Sevilla o el Ricardo Molina en Córdoba, como nacionales como el Café Marfil de Elche.
Su obra posee influencia de los poetas de Cántico, en ella se advierte un lenguaje preciosista y para él, el mensaje poético debe ayudarse de una elaboración exquisita y cuidada.
Estas son sus obras:
-El pájaro infinito publicada en 1954
-Árbol gótico en 1959
-El otro en 1967
-Tuera y alimento en 1969
-Hondo vuelo por el tiempo y las piedras de Segovia en 1970
-Territorio en 1971
-La mirada oculta en 1972
-Lúcido en ciernes en 1974
-Alguna poesía. Antología en 1975
-Zócalo y Llamado G.O. en 1978
-Políptico en 1984
-Escrito está. Sonetos 1970-1990 en 1991
-Muchacha leyendo un tríptico en 1992
-Según el corazón en 1994
-A un dios lejano en 1999


Y su última obra Tierra de dioses manes en 2006.

(Sara Aranda y Araceli Torrico)

miércoles, 5 de marzo de 2014

Fernando Aramburu gana el Premio Biblioteca Breve 2014




 El escritor donostiarra Fernando Arumburu ganó el pasado 10 de Febrero el Premio Biblioteca Breve 2014, que convoca la editorial Seix Barral con una dotación de 30000 euros, con Avidas pretensiones, una sátira en la que unas jornadas poéticas de un pueblo llamado Morilla del Pinar, en el Convento de las Espinosas, sirve para hacer un recorrido por las miserias del mundo poético en una comedia de enredos que no está exenta de cierta dosis de ternura que es la autentica receta del buen humor.
El jurado, integrado por José Manuel Caballero Bonald, Pere Gimferrer, Eduardo Mendoza, Elena Ramírez y Carme Riera, considera la novela “una atrevida sátira sobre una supuesta sociedad literaria escrita con una gran maestría técnica y un lenguaje singularmente gráfico vivaz”. Tras estas palabras, Aramburu ha mostrado su alegría por el premio y ha rememorado que ya en su adolescencia su principal sueño era “ser escritor”, algo en los que todavía sigue atrapado.
Aramburu, nacido en San Sebastián en 1959, reside en Alemania desde 1985 donde ha impartido clases de lengua española a descendientes de emigrantes. Licenciado en Filología Hispánica por la universidad de Zaragoza, participó en San Sebastián en la fundación del Grupo CLOC de Arte y Desarte.
Se dio a conocer con fuegos con limón (1996), novela basada en sus experiencias juveniles. Esta novela le dio el Premio Ramón Gómez de la Serna y le granjeó el respeto de la crítica y los lectores. Tras los relatos de No ser no duele (1997), con la novela Los ojos vacíos (2001, premio Euskadi) abrió la Trilogía de Antíbula. Con  El trompetista del Utopía (2003), su obra llegó al cine, pero su prestigio en las letras lo alcanzará con Los peces de la amargura (2007), sobre la vida de victimas y miembros de ETA. Esos relatos le darían dos de los siete premios que ahora con el Biblioteca Breve ostenta: el Vargas Llosa NH y el Dulce Chacón. El premio Tusquets lo consiguió por Los años lentos (2008), que es su novela más elogiada. En 2009 abandonó la docencia para dedicarse exclusivamente a la creación literaria.
Es también autor de novelas como  Bambi sin sombra (2005), Viaje con Clara por Alemania (2010), los relatos de  El vigilante del Firodo (2011) y La gran Marivián (2013), con la que puso fin a la trilogía de Antíbula.
Este premio es concedido anualmente por la editorial Seix Barral a una novela inédita en lengua catellana. Puede concederse incluso a dos novelas, pero jamás puede quedar desierto. Se entrega del año siguiente a cada convocatoria. La primera edición del premio se falló en Sitges (Barcelona). En 1964 se cambió el jurado y las bases. De igual forma, la situación política española motivó que, en algunas ediciones, la convocatoria se abriera a cualquier lengua romance de la Península Ibérica: concursaron obras en catalán y en portugués, aunque ninguna resultase premiada. En 1973 dejo de convocarse considerándose cumplido el propósito con el que se creó, hasta que en 1999, la nueva dirección de la editorial, perteneciente ya al Grupo Planeta, decidió  volver a convocar el premio. En esta segunda etapa, podemos destacar a autores españoles que han recibido este premio como  Juana Salabert con Velódromo de invierno en 2001, Juan Bonilla con  Los príncipes nubios en 2003, Luisa Castro con  La segunda mujer  en 2006, Clara Usón con  Corazón de napalm en 2009 y Rosa Regàs con Música de cámara en 2013 entre otros.

(Leticia Rodríguez y Ana Garrido)

lunes, 3 de marzo de 2014

Antonio Praena presenta en Córdoba "Yo he querido ser grúa muchas veces"


Antonio Praena presentó el pasado 20 de enero su nuevo poemario Yo he querido ser grúa muchas veces, dentro del ciclo Letras Capitales, con el que ha ganado el XXVI Premio Tifos de Poesía. Con esta obra el autor ha querido transmitir “esperanza y alegría de vivir” y lo ha hecho mediante el procedimiento de la búsqueda de “la belleza que está escondida en las cosas cotidianas y humildes” que nos rodean diariamente. El acto se celebró en la Delegación Territorial de Educación, Cultura y Deporte, y contó con la presencia de la delegada Manuela Gómez y del gran poeta cordobés Pablo García Baena, quien define al autor como un poeta “interesante y distinto, en un tiempo en el que las voces se confunden”. En cuanto a la poesía de Praena, García Baena la describe como “intensamente humana”, aunque al poeta le guíe “un afán de elevación, un esfuerzo de superación desde lo humano, sin que se pueda considerar un libro de poesía religiosa”. Por eso, en el poemario aparecen noches de juerga, strippers o la música de Sigur Rós. Praena definió su poemario como “muy aéreo”. Ha utilizado todo lo alado, aviones incluidos, hasta en la división de las partes, incluyendo un poema dedicado a los pájaros de Scala Coeli de Córdoba. En sus versos, pretende moverse “entre lo clásico y lo moderno”. Así, la grúa es un elemento “cotidiano, urbano, que une el cielo y la tierra, un elemento con vistas sobre la ciudad en el que se posan los pájaros”. Antonio Praena nació en Purullena, Granada en 1973. Ha publicado varios libros como Humo verde, con el que ha conseguido el Accésit Premio de Poesía Iberoamericana Víctor Jara en 2003; Poemas para mi hermana ganador del Accésit Premio Adonáis en 2006; Actos de amor, Premio Nacional de Poesía “José Hierro” en 2011 y el ya citado Yo he querido ser grúa muchas veces. Es colaborador en varias revistas literarias y de filosofía y de teología, ha sido también incluido en varias antologías de poesía contemporánea. Es profesor de Teología en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia desde 2001, en ella complementa su docencia académica con seminarios de cine, cultura y poesía contemporáneos. También ha coordinado el volumen Cristianismo y poesía. Ha sido seleccionado en algunas antología poéticas, como 12 voces al sur

GRÚAS

Me conmueven las grúas en invierno.
Parecen estar vivas y cumplir
su vértigo llenándose de grajos
que bordan en su acero un pentagrama.

La esencia de las grúas son las aves
de paso. Las cruces de este siglo,
donde todo se mueve, son las grúas:
inmóviles, calladas, imposibles.

Yo he querido ser grúa muchas veces,
recibir la nevada antes que el mundo,
los pájaros, los rayos matutinos…
y ser desmantelado cuando acabe
la obra en la que elevo humilde carga.

Las grúas son amigas de los pájaros.
Que vengan y se posen en mis hombros
mientras huyen de frío es mi deseo.
Que canten para mí, ser para ellos
el árbol más sencillo, pues apenas
un eje vertical y un brazo abierto
conforman mi estructura permanente.
(Vendrá la muerte a dar vida a este sueño
 haciéndome también ave de paso).

Y, mientras, ser tan solo un trasto útil
entre el cielo y la tierra. Algo invisible
a los ojos de todos pero nunca
al ojo diferente de los grajos.

(Inmaculada Márquez Torres y María Jesús Parra Ortega)