jueves, 15 de enero de 2015

Rafael de Cózar, poeta y estudioso de la vanguardia

Rafael de Cózar nació en 1951 en Tetuán (Marruecos) y falleció en la medianoche del pasado 12 de diciembre, asfixiado por el humo de un incendio atribuido a la explosión de una estufa en su casa de Bormujos (Sevilla). El escritor, pintor y profesor Rafael de Cózar vivió por la literatura y, al final, dio la vida por ella. Murió intentando salvar de las llamas su biblioteca, con 9.000 libros. Era doctor en Filología Hispánica y catedrático de Literatura Española en la Universidad de Sevilla. Residió desde los 11 años en Cádiz, ciudad donde inició su actividad como pintor y, más tarde, se dedicó a la actividad literaria.
De Cózar era toda una autoridad para los aficionados a la poesía desde que en 1977 preparó para la canónica colección Letras Hispánicas la antología Metanoia, con la que consagró al poeta gaditano Carlos Edmundo de Ory. En Cádiz había fundado el grupo Marejada, junto a autores como José Ramón Ripoll o Jesús Fernández Palacios, y allí vivió hasta que se instaló en Sevilla en 1972. Fue pintor antes que poeta y fusionó la palabra y la imagen en sus trabajos de poesía visual. Se dedicó a estudiar la experimentación barroca, la vanguardia del siglo XX y el postismo español de la posguerra.
Algunos de sus títulos son Entre Chinatown y River Side: los ángeles guardianes (1987) y Ojos de uva (1988). Pasaron tres décadas hasta que en 2011 rescató Los huecos de la memoria, escrito entre 1977 y 1980.
Cuando la editorial Renacimiento publicó su antología general de la poesía andaluza contemporánea de 1975 a 2002, que se titulaba Los cuarenta principales, el antólogo Enrique Baltanás escribió sobre Rafael de Cózar que era “quizás uno de los escasos defensores actuales de la vanguardia histórica”. Según el profesor Manuel Ramos Ortega, los versos de Rafael de Cózar “no son canto, sino grito. Rafael de Cózar tiene prisa por vivir y vive con sus poemas, no para sus poemas”.
En 2005, de Cózar presentó el ensayo Vanguardia o tradición, en el que subrayaba cómo el vanguardismo ha sido una constante en la historia de la escritura, afirmaba que “la vanguardia ha existido siempre”. Esta obra supuso un buen complemento a las investigaciones que de Cózar comenzó en 1991, en las que trataba de establecer todas las conexiones que se producen dentro del vanguardismo en las distintas artes como la música, la pintura o la escritura.
Rafael de Cózar fue galardonado con algunos premios, como el Guernica de Novela, mención especial del Premio Elisee de Novela Manuscrita, finalista de los premios de Poesía Ricardo Molina de Córdoba y Rafael Montesinos de Sevilla. Además, recibió el Premio Extraordinario de Doctorado de la Universidad de Sevilla y el Premio Ciudad de Sevilla para tesis doctorales, con la obra Fundamentos históricos de la experimentación poética española, y el Premio Mario Vargas Llosa de Novela con la obra El corazón de los trapos. Fue también colaborador habitual de varios medios de comunicación, como ABC, El País, Canal Sur y de los desaparecidos diarios Informaciones y Diario 16.
Además de legar intacta una riquísima obra literaria y pictórica, deja, como han destacado varios amigos, un recuerdo extraordinario como creador y como persona.

(Ana María Arévalo Jurado y Lucía Ranchal Sánchez)

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